La llegada de las primeras heladas y luces navideñas coincide siempre con la bajada del telón, una temporada más, en el Albergue Cruceiro de Pedrouzo. Ha sido un año lleno de historias, de superaciones, de personas increíbles que han compartido sus vivencias y experiencias con todo nuestro equipo. Un año más, hemos visto y compartido muchos instantes: curación de pies y almas, lágrimas, risas, dolor, coraje, ganas de repetir Camino y sobre todo, pasos y pasos cargados de ilusión por llegar a su destino final: Santiago de Compostela.
No estaríamos siendo honestos si no decimos que sí existe una cara B, la parte menos bonita. Pero esos sinsabores acaban deviniendo en anécdotas con el paso del tiempo, y quedan en la carpeta del olvido dando paso a buenos momentos. Como siempre, hemos intentado hacerlo lo mejor posible. Hay algo muy importante que siempre llevamos a la práctica: aprender todos los días. La experiencia es lo que nos hace seguir dando un servicio bueno, de calidad y con un altísimo grado de auto-exigencia. Mejorar no es una opción: es nuestra finalidad capítulo tras capítulo en el libro de nuestra historia.
Repetimos la misma expresión año tras año desde que abrimos nuestras puertas allá por septiembre de 2013. Es ya casi como las palabras mágicas, indispensables y referencia: muchas gracias. Por mucha voluntad que pongamos, no seríamos quienes somos sin todos y cada uno de los peregrinos, de los muchísimos peregrinos, que cada año nos eligen. Muchos de ellos ya amigos de las veces que nos vemos y compartimos risas, dolencias y momentos.
Sigamos caminando. Mientras tanto, aprovechamos y os deseamos una Feliz Navidad.