Quienes trabajamos como hospitaleros en albergues privados de peregrinos conocemos, recibimos y tratamos con cientos de personas cada mes. Incluso miles en algunos casos. Los años pasan, los peregrinos fluyen y en el aire se quedan una serie de preguntas que muchos – o casi todos- nos hacemos. Vaya por delante nuestra intención de que ésta sea una reflexión en clave de humor con algún que otro punto de reflexión.

1.       Por qué a pesar de que asignas una cama a cada persona y así lo indicas, en la mayor parte de los casos esa persona acaba sentada en la cama de enfrente? (Con tu consiguiente cara de “trágame tierra” cuando acompañas a otro peregrino justo a esa cama de enfrente y te dice que la sábana está usada y que alguien ha estado en la cama.

2.        Por qué a pesar de indicar clarísimamente la hora de cierre, todos los días vienen varias personas a preguntarte si la hora de cierre es esa? Si lo tenemos puesto en carteles, lo entregamos a la entrada y lo repetimos hasta el infinito en todos los albergues, la respuesta es SI.  

3.       Por qué existe todavía un pequeño porcentaje de caminantes que fluctúa de la indignación suprema al padre de todos los cabreos cuando ven que el baño no está dentro de su habitación? Marchando una definición de ALBERGUE en tres, dos, uno…

4.       Por qué es siempre tan ignorada y vilipendiada la frase “lave el menaje que ha utilizado”? Todo será hacer un concurso y premiar al que antes se escaquee. Haberlos hailos (y muchos).

5.       Por qué no hacemos una tirada grande de camisetas con flechas amarillas y la frase: “Mochilas en la cama, no gracias.” Así, o con pegatinas en botellas de cerveza (método de divulgación masivo en el Camino) conseguiremos que las mochilas, que vienen de estar apoyadas en el suelo, en bosques, etc. no ensucien las camas ni dejen de regalo pequeños visitantes no deseados.

6.       Por qué en los albergues de peregrinos es en el único lugar donde se regatea el precio?

7.       Por qué existe un porcentaje de peregrinos que tras caminar (principalmente en verano) una media de 20 kilómetros al día, con su mochila, no se duchan al llegar? La principal consecuencia es la sucesión de caras raras, arcadas y/o súplicas de cambio de camas próximas entre sus vecinos de jornada.

8.       Por qué el día anterior casi siempre hay caminantes que te llaman para reservar camas y al día siguiente ni aparecen ni llaman para anular? Y en muchos casos ni te cogen el teléfono? Por qué perjudicar a otra gente que sí necesita esas plazas?

9.       Una de las preguntas más difíciles de contestar: por qué en los albergues de peregrinos, sobre todo Camino Francés y cinco últimas etapas, la mayor parte de los peregrinos (seguimos en época estival) grita tanto? Pero, tanto tanto??

10.   Por qué extraña conjunción astral la mayor parte de la basura de los albergues termina en el suelo y no dentro de las muchas papeleras colocadas para tal fin?  

Léase todo lo anterior, insistimos, con media sonrisa y ganas de que, entre todos, vayamos mejorando día tras día el espíritu del Camino. Con un pequeño esfuerzo por parte de todos los que interactuamos con él, seguramente consigamos que la experiencia y todo lo que significa tenga un valor muchísimo mayor.